domingo, 14 de agosto de 2011

Soneto, Dante




Amor brilla en los ojos de mi amada,

y se torna gentil cuando ella mira:
donde pasa, todo hombre a verla gira
y a quien ve tiembla el alma enamorada.



Anochece si esconde su mirada,


y por volverla a ver todo suspira:
ante ella la soberbia huye y la ira;
bellas, honrad conmigo a mi adorada.


Feliz mil veces quien la ve y la siente;
al nacerle el alma al punto empieza
todo humilde pensar, toda dulzura,


y no sabe, almirarla sonriente,
si en ella se excedió naturaleza,
o el milagro gentil tanta hermosura.










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